Grietas, ¿el principio del fin de nuestra carretera?

Todos hemos visto grietas en el pavimento, es tan común que ya ni notamos que están ahí. En el mejor de los casos las vemos ya reparadas con esas interminables líneas negras marcas en el suelo, cual cicatriz recordatoria de una herida pasada.

Es difícil no tener accidentes en nuestra vida, raspones, caídas o cosas más graves. A las carreteras les pasa igual, frenadas bruscas, sobrecargas, cambios climatológicos, casi podemos considerar que son un elemento vivo. De la misma forma que sucede con nosotros, que debemos curarnos y desinfectarnos las heridas, debemos hacer con las grietas en el pavimento, de otra forma estas terminan “infectándose” y creando baches o patologías peores. Pues sí, muchos baches son grietas que no se trataron a tiempo. Lo curioso es que la reparación de grietas es muy, pero que muy económica en comparación con cualquier otro método de mantenimiento vial y sin embargo es habitual que destinemos nuestra atención (y presupuestos) a asuntos más graves. Es como si después de una pequeña herida en la pierna esperásemos a que la infección sea grave para empezar con el tratamiento. No tiene sentido, ¿verdad? Pues esto es lo que pasa cada día en nuestras carreteras y caminos.

Poco más que aportar en esta entrada, la solución es fácil y económica. Los bacheadores automáticos son geniales, y los sistemas de tratamiento superficial mucho más entretenidos, lo sé. Cuidemos nuestras heridas cuando están recientes, y la mayor parte de las veces con un poco de material podremos mantener la carretera en perfecto estado mucho tiempo.

¡¡Ah!! Y por favor, no olvidéis de colocar arena u otro antideslizante en vuestros sellos, las zonas reparadas tienen un índice de rozamiento muy bajo cuando mojadas, pudiendo provocar caídas de motos, patines (tan de moda ahora) o bicicletas. Queremos mejorar el pavimento, ¿no?